domingo, 28 de febrero de 2010

Enrique Ubieta, desvergonzado

Escrito por Laritza Diversent

Domingo 28 de Febrero de 2010 18:26
Estuve buscando en el diccionario de la Real Lengua Española el significado exacto de “falta de escrúpulos”. La frase la utilizó, Enrique Ubieta , en un trabajo que publicó en Cubadebate, el 24 de febrero, un día después que Orlando Zapata Tamayo, perdiera la vida, tras 86 días de huelga de hambre. Tres días después, con algunas reformas, el diario Granma lo divulgó.

Busqué referencias para entender, en toda su plenitud, el alcance de las palabras de quien intentó ridiculizar a un hombre, que en busca de libertad, encontró la muerte. El término se refiere a aquéllos que actúan sin preocuparse por la honradez y la justicia.

Primero, vamos a los hechos, y después al derecho. Es tremenda hipocresía afirmar, que en Cuba, “nadie muere de hambre, pese a la carencia de recursos, ni de enfermedades curables”. ¿Amnesia o descaro? ¿Dónde estaban los ilimitados esfuerzos, de los médicos cubanos, cuando en el Hospital Psiquiátrico de La Habana, murieron de inanición e hipotermia, más de veinte enfermos mentales?

Tal vez, en misión solidaria, por Venezuela, Bolivia, Ecuador… ¿Seguro que “impera la ley y el honor”? ¿Dónde están los responsables de esas muertes? Silencio, sólo silencio. Así es la justicia cubana: ciega y sordomuda.

Para los que no lo saben, la que escribe, es una de las calificadas como “hipócritas dolientes” de Orlando Zapata Tamayo. La defensa es permitida, y como yo, ejerzo mis derechos por mi condición humana, voy a defenderme. Aprovecho también que soy abogada y defenderé a todos los que están “contra la revolución sociolista de los Castro” y por encima de todo, el dolor de una madre y la memoria de Zapata.

Ahora vamos al derecho. Tienen razón al afirmar que, Orlando, según la ley penal, fue un preso común. En el 2003, fue apresado en medio de la ola represiva que llevó a la cárcel, a 75 pacíficos disidentes. Lo sancionaron a 3 años de privación de libertad, por criticar a las autoridades. La máxima pena del delito de desacato. Uno de los tantos que atentan contra la libertad de expresión y que prevé la legislación cubana. También una de las primeras libertades que conquistó el género humano, a golpe de guerra y sangre.

Un derecho de carácter público y político. Imprescindible para el desenvolvimiento de las personas en la vida social. Como en Cuba se conoce poco sobre derechos humanos, me detengo a explicar a ese insensible periodista: la libertad de expresión enmarca espacios de desenvolvimiento del individuo, que el Estado no tiene que crear. Sólo tiene que respetarlos y protegerlos.

Explico esto porque la propia Constitución de la República de Cuba, desvirtúa el significado y trascendencia de los derechos. Los concibe como conquistas alcanzadas por la “Revolución Socialista”, resultados de la toma del poder por la clase trabajadora”, y no como facultades consustanciales de los seres humanos.

Para información general, comete un delito de desacato quien “amenace, calumnie, difame, insulte, injurie o de cualquier modo ultraje u ofenda, de palabra o por escrito, en su dignidad o decoro a una autoridad, funcionario público, o a sus agentes o auxiliares, en ejercicio de sus funciones o en ocasión o con motivo de ellas”. Así lo establece el Código Penal vigente. La sanción puede llegar hasta un año de privación de libertad.

A Zapata Tamayo, le tocaron tres. Se le triplicó, porque el supuesto delito estuvo relacionado con el Presidente o los miembros del Consejo de Estado, de Ministros y de la Asamblea Nacional. ¿Acaso no es eso un delito vinculado con la política? ¡Por favor, que a nadie se le ocurra pensar en el derecho al honor! En una sociedad democrática, las figuras públicas, deben someterse y tolerar, la crítica de la población.

Sin embargo, la televisión cubana difundió caricaturas del expresidente norteamericano, George Bush, con cuerpo de gusano. ¡Que quede claro! Defiendo el ejercicio de la crítica en todas sus manifestaciones, pero no soporto la hipocresía. ¿Cómo puede un gobierno castigar a sus gobernados por criticar a la dirigencia histérica, perdón, histórica, a la par que utiliza sus medios de comunicación, para ridiculizar y denigrar a sus contrarios?

Orlando Zapata Tamayo fue desobediente. No quiso vestir la ropa del penal, ni comer su comida. Pagó caro por ello. En siete años, la condena de 3, se la aumentaron a 32 años de privación de libertad.

Sólo a quienes deben su existencia a la "gloriosa e invencible Revolución Cubana", les puede parecer absurda la huelga de hambre de un hombre que decidió apelar al supremo recurso de la muerte por defender sus derechos, que les son propios, por el simple hecho de ser humano. Sólo los indolentes y desvergonzados tienen la desfachatez de expresarse así.

Usted, Ubieta, tiene todo el derecho a defender su revolución, como yo tengo el derecho a criticarla. Hágalo, pero consciente de que en Cuba se mueren personas, porque la ley es injusta y amoral. En otras palabras, es inescrupulosa.

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