viernes, 30 de julio de 2010

COTIDIANIDAD KAFKIANA

Publicado para hoy 31 de julio


Por Jorge Olivera Castillo

Habana Vieja, La Habana,(PD) Que la prensa escrita oficial cuente con dos espacios para que la población vierta sus críticas a las malas gestiones en la esfera de los servicios o ponga en perspectiva cuestionamientos de índole política o económica, no es motivo para celebrar. Parece más un entretenimiento que una manera eficaz de corregir las extravagancias que suceden a diario debido al predominio de la burocracia en todas las instituciones del país.

Ofrecer la oportunidad de descargar el malestar del agraviado o poner en blanco y negro la inquietud de algún lector ante un tema controversial, es un procedimiento que se convierte en paliativo psicológico pero no real.

El problema planteado casi siempre queda solucionado a medias, se pierde entre una cascada de dificultades de mayor envergadura o puede que excepcionalmente termine con un final, de cierta manera, feliz.

Un extranjero del primer mundo que lea lo publicado en la sección Acuse de Recibo del periódico Juventud Rebelde y Cartas a la Dirección, que aparece cada viernes en el diario Granma, quedaría estupefacto. Las situaciones esbozadas en estos espacios tienen elementos de la tragicomedia, evidentes muestras de surrealismo y un claro sentido de la chapucería.

Recientemente hubo un joven que quiso tomarle varias fotografías a varias bolas de helado antes de comenzar a degustarlas, en uno de los pocos centros que brindan este tipo de servicios en la capital del país. Al sacar la cámara, uno de los empleados le explicó que no podía hacer eso, salvo que tuviera una autorización del director de la heladería. De ahí la discusión a partir de la absurda medida finalmente coronada con el éxito del censor.

También ocurrido en la Ciudad de La Habana es el caso de un ciudadano que se le averió el timer de su lavadora. Tras localizar la pieza en la Empresa de Servicios Técnicos Integrales, previa llamada telefónica, le comunicaron que era imposible brindarle el servicio a causa de que la entidad LG Vince, suministradora de este tipo de aditamento, no había proporcionado el precio de la misma a pesar de haber pasado varios meses a partir de la solicitud.

Posteriormente en la sede de LG Vince le dijeron que el origen de todas las dificultades era debido a que el Ministerio de Precios y Finanzas (MFP) no ha fijado el precio oficial de este accesorio.

Al contactar por teléfono con una especialista de la Dirección Jurídica del (MFP), esta dijo no tener una respuesta disponible para el caso. Luego, resultaron infructuosos los esfuerzos por plantearle los pormenores del asunto a la directora. Por fin decidió explicárselo a su secretaria.

Esta le transfirió a la jefa de los especialistas, quien le explicó la existencia de numerosos casos pendientes para ser atendidos y que para hacerlo, ellos contaban legalmente con un plazo de 60 días. Es decir, que la determinación para fijar el importe de la pieza debe esperar su turno en la cargada agenda del departamento responsable de esa gestión.

Se podrían llenar varias páginas de estas escenas ilustrativas del descontrol, las indisciplinas y la falta de respeto al público. Es lo normal en Cuba.

Tener la posibilidad de ver publicada una opinión crítica, por supuesto que no toque temas demasiado sensibles, o denunciar hechos como lo descritos en estas páginas, es un ejercicio catártico sin mayores consecuencias.

Hay que tener en cuenta que no son eventos aislados. Es un fenómeno nacional con miles de ramificaciones. Tal suma de realidades deberían servir de acicate para ponerle fecha y hora a los cambios con vistas a desmontar un sistema sin futuro, carcomido por la ineficiencia y la apatía.

oliverajorge75@yahoo.com
Foto: Marcelo López

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