jueves, 28 de febrero de 2013


A Dios rogando y con el mazo dando
Jueves, Febrero 28, 2013 | Por Ibis Pascual

CORRALILLO, Cuba, febrero, www.cubanet.org – Están proliferando en Cuba las llamadas Casas de Culto, templos religiosos que permiten el sano comportamiento de las personas que, afines a un credo, se reúnen para rezar, entonar cánticos espirituales y organizar ayudas a la comunidad.

Las Casas de Culto han llegado a adquirir un gran prestigio, sobre todo en las zonas rurales de la Isla, logrando en muchas ocasiones intervenir favorablemente en problemas sociales en los que el gobierno no hace voto ni acto para no verse involucrado en compromisos que no puede ni quiere cumplir.

La autonomía, el respeto a la pluralidad de ideas, el culto a la hermandad, la amistad y la alianza, que imparten estos templos entre la ciudadanía, debe traer mortificado al régimen y muy ocupadas a sus fuerzas represivas.

Sobre todo, en algunos pueblos del interior de Cuba es un imperativo que los amantes de la democracia y el progreso enfaticen que la existencia de estas Casas de Culto nada tienen que ver con la ridícula acusación del régimen de que son empleados a sueldo del “enemigo”, que sólo defienden intereses personales y foráneos.

La mayoría de estos creyentes son gente educada, y bien conocido es que por lo general proceden de los estratos más pobres de nuestra sociedad. Son simples ciudadanos que desde sus creencias personales, y no más que eso, pretenden resguardar el espíritu de sus semejantes ante el torbellino de corrupción moral y espiritual y ante el desastre económico en que los envuelve el régimen.

Quizás en el municipio de Sagua la Grande, provincia de Villa Clara, esta historia hubiera podido pasar casi inadvertida, como en otros sitios, si no fuera porque elementos ajenos y contrarios a los propósitos de la Casa de Culto situada en la calle central del poblado de Sitiecito, no hubieran resuelto mostrar sus malévolos instintos agrediendo duramente a los feligreses que allí se reúnen para intercambiar oraciones y buenos votos ciudadanos.

Y no una sola vez, sino noche tras noche, siempre que la Casa Culto de Sitiecito convoca a los pobladores, estos adeptos al régimen lanzan pedradas al local, acompañadas por groseros gritos, música a muy altos decibeles y golpes en las paredes, destinados a impedir la misión espiritual.

Consternados y llenos de angustia, el líder y muchos de sus seguidores en Sitiecito se han reunido para presentar a las oficinas del gobierno municipal las quejas sobre las ofensas de las que están siendo víctimas. Casi con la común confianza que sienten por su Dios, se han propuesto conversar con fe ante los jerarcas políticos del municipio, pidiendo de favor que los ayuden a superar la crisis, con la imposición del cese de este tipo de agresiones que ellos ni remotamente han querido provocar.

Ahora sólo les queda esperar por una respuesta oficial que presumiblemente no les llegará nunca. Su otra perspectiva, que no sería sagrada pero al menos sí más práctica, es que ellos mismos apliquen el viejo y sabio refrán “A Dios rogando y con el mazo dando”.

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